En el ámbito jurídico español, las figuras del abogado y del procurador desempeñan funciones fundamentales dentro del proceso judicial. Aunque ambos profesionales están presentes en muchos procedimientos, sus responsabilidades, formación y obligaciones legales son distintas. Conocer estas diferencias resulta esencial tanto para quienes estudian Derecho como para quienes desean comprender mejor el funcionamiento de la justicia en España.
¿Qué funciones tiene un abogado y un procurador?
El abogado es el profesional encargado de asesorar jurídicamente a su cliente y de defender sus intereses ante los tribunales. Su intervención comienza incluso antes de que se inicie un proceso judicial, ya que puede actuar en la elaboración de contratos, la resolución de conflictos extrajudiciales o el análisis de posibles acciones legales. Cuando el caso llega a los tribunales, el abogado asume la dirección técnica del procedimiento, redacta los escritos procesales y defiende los argumentos jurídicos ante el juez.
Por su parte, el procurador representa procesalmente al cliente. Su labor no está relacionada con la defensa legal, sino con el cumplimiento formal de todos los trámites necesarios para que el procedimiento avance. Presenta escritos, recibe notificaciones, controla plazos y actúa como enlace entre el tribunal, el abogado y el ciudadano. Aunque no participa en la estrategia del caso, su función es clave para que todo se desarrolle dentro de los cauces legales establecidos.
Formación y requisitos para ejercer
Tanto abogados como procuradores deben cursar el Grado en Derecho como formación base. Posteriormente, deben realizar el Máster de Acceso a la Abogacía y la Procura, que desde 2024 se imparte de forma unificada. Este máster capacita para ejercer cualquiera de las dos profesiones, aunque cada persona deberá optar por una de ellas.
Una vez finalizado el máster, es obligatorio superar un examen estatal oficial convocado por el Ministerio de Justicia. Superada esta prueba, el futuro profesional debe colegiarse en el correspondiente Colegio de Abogados o Colegio de Procuradores. En el caso de los procuradores, también deben darse de alta como autónomos y contratar un seguro de responsabilidad civil específico.
¿Cuándo es obligatorio contratar a un abogado o un procurador?
La obligación de contar con estos profesionales depende del tipo de procedimiento y de la jurisdicción.
- En el ámbito civil, ambos son obligatorios en la mayoría de los casos, salvo en juicios verbales cuya cuantía no supere los 2.000 euros o en fases muy concretas como el inicio de ciertos procedimientos monitorios.
- En la jurisdicción penal, el abogado es necesario desde el inicio. El procurador solo interviene desde la fase de juicio oral, y no se requiere para delitos leves.
- En la jurisdicción laboral, ninguno es obligatorio en primera instancia, aunque es habitual recurrir a un abogado.
- En el ámbito contencioso-administrativo, se necesita abogado en todos los casos y procurador si el asunto se tramita ante órganos colegiados.

Incompatibilidades entre abogado y procurador
El ordenamiento jurídico español establece que no se puede ejercer como abogado y procurador al mismo tiempo. Esta incompatibilidad busca garantizar la separación de funciones y evitar conflictos de intereses. No obstante, una misma persona puede ejercer ambas profesiones a lo largo de su carrera, pero nunca de forma simultánea.
Además, el procurador está sujeto a otras limitaciones, no puede ocupar cargos públicos dentro de la Administración de Justicia ni tener empleos retribuidos en colegios profesionales relacionados.
Comparativa salarial entre abogado y procurador
Las condiciones económicas también presentan diferencias.
El procurador percibe sus honorarios según un arancel oficial, lo que aporta mayor estabilidad. Por ejemplo, si la cuantía del proceso no supera los 2.404 €, el arancel es de 89,25 €. Su retribución suele mantenerse en una horquilla de entre 38k y 41k € brutos anuales, en función del volumen de trabajo y del ámbito territorial.
En cambio, el abogado fija libremente sus honorarios, lo que genera mayor variación. Un perfil junior puede situarse en torno a los 25k €/año, mientras que un profesional con experiencia y especialización puede alcanzar o superar los 50k, 75k o incluso 100k € anuales, especialmente en grandes firmas o áreas de alta demanda. El promedio general del sector se sitúa en torno a los 46k € brutos al año.

Otras diferencias clave entre abogado y procurador
Una de las particularidades del procurador es que es una figura muy específica del sistema jurídico español, sin un equivalente directo en muchos países. Su conocimiento procesal permite evitar errores que podrían ralentizar el procedimiento.
Abogado y procurador trabajan de forma coordinada, el primero diseña la estrategia y redacta los escritos, mientras que el segundo se asegura de que todo esté correctamente presentado y en plazo.
Además, el procurador no solo representa al cliente ante los tribunales, sino que colabora con la Administración de Justicia para que los procesos se desarrollen de forma ordenada. Esta dimensión privada y pública lo convierte en una figura esencial en el sistema judicial.
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